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miércoles, 17 de agosto de 2011

"Un lugar limpio y bien iluminado" por María Livia Aghemo


El reloj suena a las 8 como todas las mañanas, lo primero que hago es ir al baño, me pongo en toda la cara una mascarilla revitalizante, la extiendo también por el cuello. Este paso de colocarla en el cuello es muy importante-“el cuello se arruga igual que la cara” me dijo la dermatóloga. Yo ya estoy arrugada, acorde a mi edad pienso, pero no quiero arrugarme más de lo que ya estoy, no tengo nada contra el paso del tiempo pero quiero estar elegante, una jubilada elegante. Soy una mujer como cualquier otra, me miro en las vidrieras de los negocios para ver cómo me queda la ropa.
Después de la rutina del baño me preparo el desayuno: café con leche descremada, 3 tostadas de gluten con queso light. Lo pongo en una bandeja con un mantelito que me bordó en punto cruz mi mamá, que en paz descanse. Ella siempre me decía “la casa debe ser un lugar limpio y bien iluminado”. Voy a desayunar en el comedor, ahí está mejor iluminado.  Lavo mi taza al terminar, no encuentro el jabón blanco que había dejado en la mesada la noche anterior, lo busco dentro de la alacena, detrás del escurridor de platos, nada. Encuentro en cambio sobre la mesada unos pequeños “choricitos” negros, como trocitos de pan quemado, pero yo no hice tostadas ni hoy ni ayer. Busco al encargado del edificio en la planta baja, le explico la situación y subimos nuevamente a mi departamento a ver la mesada.
-Señora Estela ¡esto es caca de ratón!
No puedo creer lo que escucho, si siempre tengo todo limpio.
-Tendría que tener un gato. Los ratones nunca van a los lugares donde hay gatos.
Rogelio no sabe lo que dice, las personas que vivimos solas no podemos tener mascotas, si por ejemplo a mi me diera una apendicitis ¿quién cuidaría al gato?, si yo quiero viajar a las termas con una amiga ¿quién cuidaría al gato? Tengo que pensar otro plan.
Hablo con mi amiga Susana, me dice que ponga una trampa para atrapar al ratón o sino que me busque un gato. –Imposible, le digo. Lo del gato es imposible, ya lo evalúe y es mucha responsabilidad para alguien que vive solo.
El día transcurre con sus obligaciones habituales, llega la noche y sigo sin resolver lo del ratón. Quiero olvidarme, pongo música y me preparo la cena: carne al horno con verduras, con una salcita especial preparada con mostaza y algunas hierbas. Tomaría una  copa de vino tinto pero no tengo, no compre más vino desde que leí los resultados de ese estudio que decía que las personas que vivimos solas somos más propensas a padecer alcoholismo. Miro la novela de 23 a 24 horas. Cuando termina lavo los platos y la rejilla con otro trocito de jabón blanco que saco del bajomesada.
Toda la noche sueño cosas horribles, un cementerio, muchas flores color lila que tienen un olor dulzón, persistente; y todo el tiempo, como música de fondo, el sonido de unos fluorescentes, siempre sentí que ese sonido era el sonido de los velatorios.
Por fin la mañana, el sol entrando por la ventana del departamento. Desapareció nuevamente el jabón blanco de la mesada, y otra vez caca de ratón por todos lados.
El ferretero me aconseja un veneno muy fuerte, color azul, como una témpera. Se pone sobre algo de comida, como por ejemplo un trozo de pan.
Hoy tengo que andar en mi bicicleta fija, programo 12  canciones en la computadora y no dejo de pedalear hasta que la última canción termina. Me ducho y coloco el veneno para el ratón: me cubro las 2 manos con bolsas de nylon, corto 3 trocitos de pan del mismo tamaño, los unto con el veneno azul, los acomodo en la mesada, desecho las bolsas, me lavo las manos con jabón,  me paso alcohol en gel; me aterroriza el veneno.
Toda la noche sueño cosas horribles, la casa desordenada, la ropa sucia y no encuentro el jabón blanco, mis sobrinos gritando, una terminal oscura y llena de colillas de cigarrillo.
Por fin la mañana, el sol entrando por la ventana del departamento. Desaparecieron todos los trocitos de pan con el veneno de la mesada, el ratón no me va a molestar más.
El día transcurre con sus obligaciones habituales, llega la noche y me preparo una pizeta con hojas de albahaca, abro el horno y lo veo ahí, tendido, muerto, quieto; una angustia tremenda me recorre y me estalla en los ojos como lágrimas furiosas. Ahora sí  estoy, finalmente, sola.

7 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Qué tristeza! Todo suena a velorio y finalmente sin el ratón!! Muy ocurrente, me gustó pero qué pena esa tía...le regalaría el gato.
    Cariños
    María Elena, de Piel de Lechuza

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  3. Gracias María Elena, la idea que tenia era transmitir esa sensación de "velorio" me alegra haberlo logrado. Te invito a leer el último cuento que escribi "el flaco" (que no tiene nada que ver con los velorios). Cariños, Livia.

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  4. Si querida Maria Livia, sensacion de velorio... triste, pero muy real!!! Quiero mas!!! Escribis muy lindo!!!

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  5. Fantástico tu humor irónico, a mí no me molesta para nada la sensación de velorio. Terrible el personaje de tu cuento, tan ordenada, tan perfeccionista. Muy bien logrado. Seguí escribiendo.

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  6. "Soy una mujer como cualquier otra".. lo he leído otra alguna otra vez.. (muy divertidos tus escritos!)

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  7. Gracias!!!!! en todos mis escritos aparece el "soy una mujer como cualquier otra".......

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