De Indira
A donde están, tardes color ámbar.
La mirada.
Escapaste a un lugar seguro, menos pantanoso.
Reservaste del mundo un lugar tranquilo. Pobre Mario.
No sé a dónde fueron las palabras y la poesía.
Ya no están.
En cambio ahora la atmósfera esta impregnada de incertidumbres;
densidades, está viciada, inconclusa. Laberíntica.
Mitológicos.
Nadie quiere abrir las ventanas, hay miedos afuera-adentro.
Tal vez podrías haber perdido un poco el control, soltarlo.
Tal vez podría yo haber tenido un poco de sensatez,
y los pies sobre la tierra, claro.
Cualquier condición que podría haber sido, no fue.
Las manos intentan atar la mente, yo ato las manos, la mente me miente.
Pero ya le he dado demasiada legitimidad.
Es tarde, y no tendría nada para decir que no fuese ruido,
una interrupción, nada que fuera mejor que el silencio.