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jueves, 15 de septiembre de 2011

"Diálogos"


de María Livia Aghemo

Diálogo I:
-¿Se da cuenta de lo que acaba de decir?
-¿Qué dije?
-Dijo “mi padre”, cuando en realidad estaba hablando de “su padre”.
-No dije “mi padre”, usted escuchó  mal.
-¡Vamos Mariela! No es la primera vez que tiene un acto fallido, no es para que se enoje, es para reflexionar, para eso es éste espacio.
-Pero yo sé que estaba hablando de mi suegro, él no es mi padre. Si mi padre viviera sería diametralmente opuesto a mi suegro.
-Aha.
-Mi padre era un señor elegante, ágil, deportista, siempre perfumado, impecable.
-Aha.
-Ocurrente, espontáneo, fiel y siempre respetuoso de los demás.
-Aha. ¿O sea que por eso no se parece a su suegro? ¿Y entonces a quién se parecería?
-A mi marido, supongo.
-O sea que usted eligió a su marido porque es parecido a su padre.
-¡Yo no dije eso!
-Es lo que acaba de decir.
-¡No!
-Aha. Lo continuamos en la próxima sesión. 
Diálogo II:
-¡Qué suerte que pudiste venir!
-Me dijiste que era urgente.
-Sí, lo es. Estoy embarazada.
-Pero ¿cómo?
-¿De verdad me preguntas como?
-¿Pero no me dijiste que te cuidabas?
-Sí, pero como estuve con diarrea no absorbí la pastilla; eso me dijo el médico.
-¿No me digas que te lo confirmó el médico??????? ¿PERO NO ME DIJISTE QUE TE CUIDABAS????
-¿Y vos no me dijiste que ibas a dejar a la bruja de tu mujer?
-No me cambies de tema, eso no tiene nada que ver.
-Sí tiene que ver, vos me decís que no la aguantas mas, que es fría, calculadora, que se niega a tener hijos con vos, que es egoísta. ¿No ves que este hijo lo mandó  Dios? Ahora podemos tener nuestra familia, vivir juntos, todo va a ser hermoso, yo ya estuve pensando nombres, y cuando vos te divorcies, quien te dice, tal vez podemos hacer una ceremonia sencilla y casarnos nosotros. Soy una mujer como cualquier otra, desde chiquita que sueño con el vestido blanco.
-¡Pará Ana!
-¡Pero no me digas que no es una bendición!
-Te quiero decir algo.
-Si ¿qué?
-Mi mujer también está embarazada. 
Diálogo III:
-¿Dónde estabas?
-Tuve que salir por una emergencia.
-Te llamé varias veces al celular y no atendías.
-Estaba en una reunión.
-Te quería contar que fui a terapia, pero esa mina me hartó, no voy a ir más.
-¿Le dijiste del embarazo?
-No, es un embole como todas las terapeutas: de lo único que hablan es del padre o de la madre.
-Le tendrías que haber contado, yo estoy tan feliz con este bebé que estamos esperando. Te juro Mariela es la mejor noticia que me podrías haber dado, sabes que te amo.
-Bueno ¡como estamos hoy! Yo también te amo, vos sos el tipo más amoroso y dulce que conocí en mi vida, por eso me casé con vos.
-Che ¿y si nos tomamos unos días para ir a descansar a alguna playa?
-Ay, no sé. ¿No lo tenías que ayudar a tu papá en el trabajo?
-No pasa nada, seguro el viejo entiende. Dale, mañana por la mañana vayamos a averiguar Marie.
-Mañana no puedo, me tengo que juntar con Ana a tomar un café; me la encontré hoy, no sabés la cara que tenía. Me dijo que me tenía que contar algo que me iba a cambiar la vida. No sé en qué anda, pobre Ana, lo último que supe de ella es que salía con un señor casado que se estaba por divorciar….. 

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