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sábado, 17 de noviembre de 2012

No olvido...



Silvina Grimaldi Bonin



En la huesa del Olvido
enterré nuestros dos nombres,
y sobre un mármol oscuro
taraceé dos corazones.

En ese mismo lugar,
las más espléndidas flores
crecieron, la gente iba
a contemplar sus colores.

Nadie sabía qué había
debajo de aquellos dones,
ni siquiera sospechaban
que ahí estaban nuestros nombres.

El punto es que el mármol negro
con el par de corazones,
se destrozó en cien mil partes
e hizo que el pueblo se asombre.

Se partió completo, excepto
los airados corazones,
y por cada flor hermosa
se desenterraba un nombre.

De la huesa del Olvido
se escaparon nuestros nombres
y a dos costados del mármol,
se espejan dos corazones.

NO ME OLVIDO



De María Carolina Villanueva




No me olvido de tu cara, tu mirar. No logro deshacerme de tus manos ni de tus abrazos. Imposible arrinconar la espontaneidad y locas ocurrencias en todo tu ser. No hay forma, manera, modo o medio de ignorarte. Tus pedidos, demandas, deseos, necesidades quiero extraviar pero no, no hay vía.


Cada día, cada noche, cada invierno y primavera brotas desde adentro e inundas todo.

Caminas desgarbado, desbordando simpatía. Te enderezas y creces. Cuando me alcances…

No prescindo de aquella vez primera en que me regalaste tu sonrisa, ni cuando tomaste mi mano entre las tuyas o acariciaste mi rostro, tan dulcemente. Tu primer beso no hay guisa de olvidar. ¡Si aún está en mi piel! Y niégase a borrar.

No me abandono ni por un instante a negar tu vida en mi vida.

Cómo desconocerte si tu eres mi sol y mi tempestad, mi llanto y mi humanidad, chiquito mío.

No olvido en mi inhalar que por ti despierto yo.

lunes, 12 de noviembre de 2012

IDENTIDAD


Dolores Villada
Ayelén a secas nomás. El nombre me lo puso la Marta una noche de Noviembre.

El calor era como el de ahora. Yo llevaba días con lo puesto y sin comer, llorando en vano.

Nadie escuchaba mis gemidos, y cuando digo nadie es porque los que me rodeaban tenían sordo el corazón no el oído, los que me rodeaban no eran gente.

Marta entró a la piesita, se sentó a mi lado en el suelo y me dijo:

- Flaca, tenés que aflojar, no es mal bicho el Turco, te conviene hacerle caso

Traté entre espasmos y mocos de explicarle, mi vieja, mis hermanos…

Pero volvió a lo mismo:

- Aflojá, acá podés ser otra y juntás para mandarles. Sino no lo vas a contar…

Ya son cinco Noviembres. ..Ayelén cumple cinco años.

La otra, María, se murió el día en que subió al camión con la ilusión de una vida mejor.

Dolores Villada