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miércoles, 10 de agosto de 2011

Consigna con García Márquez


Debido al éxito de los cuentos escritos, no quisiera que perdiéramos este impulso creativo esperando la semana que viene; por eso propongo ESCRIBIR, INSPIRÁNDONOS EN ESTE TEXTO DE GARCÍA MÁRQUEZ; utilizando su contexto.
A dormir los chicos y el marido o aquietar a los que están a nuestro alrededor, a encender las luces bajas, a poner la pava para algo caliente, a descalzarse, a mover los dedos… llegó el momento de caminar al lado de este grande…solos…con la mente abierta y el espíritu volando…

“Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos de estar juntos...yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la muerte para estar con mis amigos...Al final de la ceremonia, cuando empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con severidad terminante que para mi se había acabado la fiesta. «Eres el único que no puede irse», me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos”.

Gabriel García Márquez, del prólogo a Doce cuentos peregrinos

"Esto no puede estar sucediendo" Agosto 2011

La consiga consiste en escribir un cuento donde en algún párrafo, esté ubicado el siguiente texto:
"Ésto no puede estar sucediendo. La presión de mi cuerpo contra la reja. Las manos transpiradas estrangulando los barrotes. La frente, con el frío mortal del hierro. No quiero estar aquí...ni allí."

"Herida libertad" por Guadalupe Carsetti Ferreyra

Este es el primer cuento que recibimos de Guadalupe. Muchísimas gracias por animarte a buscar y encontrar en tu interior las palabras que le den vida a personajes, que muchas veces están afuera también y no los vemos. Con respecto al título, como con el de Ale, me atreví a inventarlo porque no estaba. Avisame si querés y lo cambio, o aceptamos sugerencias de los demás que lo lean!



                                             

Solana tenía los ojos fuertemente cerrados, respiraba atolondradamente, pensando “ésto no puede estar sucediendo. La presión de mi cuerpo contra la reja. Las manos transpiradas estrangulando los barrotes. La frente, con el frío mortal del hierro. No quiero estar aquí...ni allí”.
Sintió su mejilla mojada, se secó con el dorso de la mano y abrió los ojos.
Soltó la reja y se dio vuelta… Observó el pasillo largo y oscuro y respiró hondo.
No podía volver, debía encontrar otra forma de salir de allí. Escuchó ruidos… Nuevamente se volteó y comenzó a buscar la forma de abrir esa reja… Miró alrededor desesperadamente al tiempo que se obligaba a calmarse, tarea nada fácil siendo que escuchaba las voces cada vez más cerca.
Encontró un palo de hierro escondido en una rendija de la pared rugosa. Lo tomó y forzó el candado que la separaba de la libertad que hacía tiempo le habían arrebatado.
Como por arte de magia el candado cedió con un ruido seco que le heló el alma al mismo tiempo que se la devolvía.
Corrió…. No supo cuánto ni por cuánto tiempo…. Cuando frenó a tomar aire, buscó un lugar oscuro donde agazaparse en esa ciudad oscura y desconocida para ella.
Cuando finalmente su corazón la dejó escuchar algo más, azuzó el oído rogando no escuchar las temidas voces de los que la perseguían… nada, sólo el silencio de la ciudad dormida, y el aullido lastimero de un ocasional gato callejero.
Continuó acurrucada tras el basurero donde había encontrado cobijo… tenía menos miedo, pero éste todavía no la había abandonado… No sabía si algún día la iba a dejar respirar tranquila de nuevo…
Pasaron las horas, todavía continuaba oscuro, pero no escuchaba ruidos más allá de los obvios.
Se incorporó lentamente, sentía todos los músculos entumecidos. Se asomó y observó la calle.
Buscó entre los carteles algo que le dijera donde se encontraba, pero no reconoció nada.
Caminó escondiéndose en las sombras, y finalmente  vio un cartel que rezaba “Sanatorio”.
Corrió desesperadamente hacia ese lugar y entro intempestivamente, literalmente chocó con una mujer de mediana edad que vestía una casaca rosa…  La mujer la retuvo en sus brazos con lo que evitó que ambas cayeran al suelo  y cuando se estabilizaron,  antes de que pudiera decir algo, Solana le susurró con el último aliento que le quedaba: “ayúdeme!!!!”…
La enfermera observó el aspecto de Solana con incredulidad y pavor mientras vociferaba: “llamen a la Doctora, urgente!”… Esas fueron las últimas palabras que escuchó Solana antes de caer desvanecida.
Solana logró escapar de sus captores, tras años de abusos, físicos y psicológicos. Gracias a un descuido consiguió recorrer el camino narrado y logró salir de las garras de una red de trata que mediante engaños la habían captado y obligado a prostituirse en diferentes burdeles.
Solana es un personaje inventado por quien escribe, pero con una historia que se repite, y de la que pocas reconstrucciones se obtienen, ya que las historias de las víctimas de trata que se conocen son contadas por mujeres que lograron ser rescatadas, pero desgraciadamente, son las menos…
Luchemos desde donde podamos para que este delito deje de ser el delito más rentable del mundo, y que las Solanas que todavía no fueron rescatadas puedan conseguir la libertad.
NO A LA TRATA DE PERSONAS!!!!!

martes, 9 de agosto de 2011

"La realidad" por Natalia Spina.



La realidad.

 

La realidad.


El suero ya se había terminado y no entendía por qué debía quedarse en
la cama de ese hospital.  Se incorporó, todavía somnolienta y despegó
la cinta que tapaba el conducto a la vena de su antebrazo izquierdo.
Se le pegoteó un poco entre los dedos y, haciendo una bolita, pasó la
mano por el cubrecama para que se despegara.  -Qué molesto -pensó.
Sacó luego, muy despacio, la aguja y la dejó sobre la mesa donde
estaba apoyada intacta la bandeja con el plato de sopa de sémola y el
bol de gelatina ya diluida.
Se sentó; calzó los mocasines  –tenía puestas las medias-y, al
levantarse, sintió un fuerte dolor de cabeza.  Lentamente fue hacia el
baño y se miró en el espejo. –Ah..., era apenas un cortecito sobre la
ceja. La curita estaba medio despegada y la sacó; no hacía falta.  Qué
accidente más tonto! – se dijo para sí.  Vio pasar rápidamente la imagen de
la puerta vaivén del shopping, tropezar y abrirse tirándola a ella
al suelo.  Luego la gente-qué exagerada- y la ambulancia.  El chico
tontito que se sentó al lado de la camilla hablándole todo el tiempo y
luego, la canalización. -Un buen Valium y listo; ahora ya estoy
perfectamente, se escuchó decir en voz alta.
Abrió el placard para buscar su solera celeste con flores acuarelas y
encontró un traje gris oscuro, una camisa blanca y una corbata roja.
Buscó detrás de la pila de mantas, toallones y almohadas pero no halló
su vestido.  Miró la cama de al lado. Tendidas las sábanas.
Seguramente el traje era de un enfermo que acababan de dar de alta.
–Qué hartante – tendría que ir y preguntar a la enfermera dónde habían
dejado su ropa.  Pero seguramente empezarían a decirle que qué hace
usted de pie, que cómo que  se sacó el suero, que por qué se quiere ir
así y tantas frases previsibles que ya  aburrían de sólo pensar
escucharlas.  –me voy así nomás; tengo el celular? Sí. Acá está. Menos
mal.
Toco una de las teclas y la pantalla se ilumino con los números uno, y treinta cinco; por encima de las letras CLARO, vio el MENU, del cual selecciono, MENSAJE 
redactó: “- por favor,
venís?”Luego, enviar; número; buscar personas  y allí, una fila de
cientos de nombres desconocidos, números de mujeres y hombres con
características zonales muy distintas entre ellas.
Su dedo pulgar, apretaba una y otra vez las flechas hacia abajo y, una
tras otra, la lista de personas absolutamente ajenas a su memoria. El
ese metálico soneto de Liszt. Mira hacia todos lados. Paredes. Sigue
sonando. –“Se va a cortar!” ,dice frenéticamente. Con los ojos
cerrados, vencidos, lleva sus manos hacia su rostro. Toca algo duro y
húmedo. –“ay, acá lo tengo! Atiende. –Hola, sí. Hola. Hola,
Holaaaa!!!!!! Quién llama? Respóndame! Holaaa!!!” La máquina sube y su
cuerpo, cae sobre el piso del ascensor. Empieza a temblar. El trayecto
se le hace eterno. Mira hacia arriba y ve un túnel de luz.
–“Tranquila -se repite - tranquila. La luz no puede ser mala. El
aparato se detiene.  Allí está la luz. Tras la reja cruzada del
ascensor, un pasillo. Avanza. Dobla a la derecha. Allí, más luz y otra
puerta.
-“Esto no puede estar sucediendo”- le gritó al destino, que se burlaba
arrojando lágrimas pegajosas. La presión de su cuerpo contra la reja.
Las manos transpiradas estrangulando los barrotes. La frente, con el
frío mortal del hierro. –“No quiero estar aquí...ni allí”. De pronto,
la puerta se abre y todo su peso cae al piso.
-“Señor... señor... –dame nene más agua con azúcar que está
reaccionando- señor, me puede escuchar? Soy médico. Usted se cayó y
tiene un pequeño corte. Vamos a llevarlo al hospital para observarlo.
No se mueva. Qué susto que nos ha dado... por un momento, creí que se
nos iba.
–“¿Dónde está mi solera floreada?” pregunta el accidentado, débilmente.
-“Ah! Usted dice el regalo, el paquete? Sí. No se preocupe que ya se
lo lleva su hijo en la ambulancia.”

lunes, 8 de agosto de 2011

"El reencuentro" de Alejandra Galván


Este cuento, es el primero que recibimos de Alejandra.  Con él, doy fe, transluce todo lo que ella es.  Ojalá te tengamos siempre para "alimentarnos"...  El título lo agregué yo...hasta que pienses cuál es el mejor. Gracias!!!



Esto no puede estar sucediendo. La presión de mi cuerpo contra la
 reja. Las manos transpiradas estrangulando los barrotes. La
 frente, con el frío mortal del hierro. No quiero estar aquí...ni allí.

De repente la reja se abre, no sé cómo ni porque, no dudo un instante y comienzo a correr, corro sin fin, sintiendo como cada célula de mi cuerpo entra en el mismo estado...sobrevivir... 

Corro asfixiada, mi propia respiración me aturde, no puedo parar, apenas esquivo los arbustos y los árboles... estoy en bosque? no sé... no importa! corro más... me duelen los pies..., algo me pinche... siento un calor intenso... no puedo parar... tengo miedo... el olor del lugar entre barrotes aun no se me despega de mi nariz... 

De repente siento que es suficiente... que no puedo más... necesito parar a respirar, tomar aire y pensar, a donde ir? que hacer, es de noche, sólo la luna me ilumina el camino, me siento perdida y al mismo tiempo mientras recupero el aire empiezo a tener serenidad... ya no siento miedo... me miro el cuerpo, me toco...estoy entera... me siento sucia como si hubiera vivido encerrada por mucho tiempo y sin embargo no tengo conciencia de ello. Donde estuve? tengo la sensación de haber despertado tocando los barrotes... antes estaba dormida? o esto es el sueño? 

Sin embargo la conciencia de mi presencia, de mi cuerpo y alma es inmensa, me siento plena... camino despacio... algún lugar llegaré... comienzo a tener recuerdos de personas que me acompañaron antes... pero antes cuando? miro mis manos aun soy joven, corrí como un jaguar así que debo ser joven, tomo plena conciencia que estoy desnuda, no tengo pudor. Sin embargo siento frío... comienza a amanecer...donde estaré realmente? los ruidos son de bosque  pero hay formas en el suelo que no se que son...piedras? no me animo a tocarlas... de repente una luz azul profundo ilumina el cielo... y plafffffffffffffffffffffff me despierto...en mi cama, con besos de mis hijos deseándome un feliz cumpleaños, con un beso especial de mi marido después de una noche de amor, con el calor de mi gata a mis pies... con mi cuerpo de 39 años, joven, esplendoroso, seguro...

Mientras me cambio, el sueño y la realidad comienzan a quedarse en mi cabeza, haciendo un verdadero coctel de recuerdos... ya no se que soñé, no podría describirlo...

En cambio tengo la certeza de lo que quería decir...durante años de maternidad viví cobijada por mi cuerpo de madre, por mis caderas voluptuosas, mis kilos de más que servían de reserva para poder alimentar a los niños de mi pecho si es que hubiera escases de alimentos. Durante años tuve la certeza de vivir en un sueño hermoso... y un día tuve una intensa necesidad de despertar...mi maternidad intensa, mi maternaje cuerpo a cuerpo había llegado a su fin... por fin mi ultima cría había hecho su despegue en muchos sentidos y yo tuve la inmensa necesidad de recuperarme mujer... y en el intento comencé a sentirme atrapada en un cuerpo que no quería tener... en una mente que solo pensaba eso, casi una obsesión... tenía que salir de allí corriendo urgente... 

Esta parte del sueño donde puedo frenar serena, volver a tomar aire, respirar, y tomar nueva conciencia de mi cuerpo es ahora... es Hoy, en mi cumpleaños! donde también tomo soberanía de este cuerpo, donde me siento plena y realizada, y donde siento como nunca antes mi enorme necesidad de comenzar a dar a los demás testimonio del camino recorrido, puede que alguien le sirva... pueda que mi experiencia sirva a la humanidad...

Y sólo cuando el espejo me devuelve la mujer que siempre quise ser... me guiño un ojo, y salgo a la vida... dispuesta a sonreírle a todo... a los desafíos, a las tristezas... y por supuesto a la risa... Me siento muy agradecida.






















"Libre" por Mariana Rey


..."Esto no puede estar sucediendo .La presión de mi cuerpo contra la reja. Las manos transpiradas estrangulando los barrotes. La frente contra el frio mortal del hierro. No quiero estar aquí, ni allí.
Esperé  años este momento y ahora la incertidumbre me consume. Escucho los pasos en el pasillo y comienzo a temblar.
Como será después de tanto tiempo? Imaginé durante eternas noches posibles desenlaces, felices...-no tanto-drásticos, de película...
De pronto los pasos se detienen, la reja se abre, me devuelven mis pocas pertenencias y dejo el lugar que de algún modo me cobijo durante...ya ni recuerdo cuánto tiempo ni las causas precisas por las que llegué aqui; de todas maneras ahora ya no es importante.
El sol me recibe cegando mis ojos y calentando mi piel. Debería disfrutar pero el corazón sigue oprimiendo mi pecho. Puedo sentir los latidos en el silencioso autobús.
El camino de regreso me resulta hasta desconocido, asombrándome ante cambio que descubro.
Habrás cambiado tanto también?..Y yo?
Vuelvo a temblar como un niño asustado.
Finalmente llego a la casa que conserva algunos rasgos como indicándome que estoy en el lugar correcto.
Frente a otra reja; sin candados esta vez; estiro la transpirada mano hacia el timbre mientras decido, que sea cual fuere el desenlace de este capítulo, voy a vivir en Libertad."