Para participar enviá un mail a palabrasenronda@gmail.com Todas las imágenes están extraídas de la red INTERNET

viernes, 30 de marzo de 2012

La elección

De Natalia Spina

Para mi elegido.





Te sugiero que remuevas de tus venas, la palabra “libertad”
Que la hagas visible a tus ojos, que la pruebes para ver si está vencida.
Que la toques para sentir si late.
Que la escuches, para saber si todavía ríe.

Una vez que la veas en tus manos,
Y compruebes que sigue siendo tuya,
Te sugiero que me mires.
Me juego a pedirte que me juzgues.

Puedes pensar que soy la misma
O puedes afirmar que he cambiado.
Puedes extrañar mi antigua risa
O mis ojos inocentes y castaños...
Puedes buscar en mis palabras
Las frases que tanto has escuchado
O puedes sentir que hablo otro idioma
Donde no está tu nombre traducido.

Puedes llorar por mi mirada
Que ya no es espejo de la tuya.
Puedes escuchar como ahora canto… con una nueva música.
Puedes considerarte olvidado…o elegido
Puedes sentirte una soplada y crujiente hoja de otoño o un incipiente brote.
Tienes la libertad de ser un viento
Y alejarme como quieras, lejos de tuyo.

Tienes la libertad del silencio, que permite gritar indiferencia.

Y la de los gestos de cómplices amigos.

Puedes herirme como quieras pues puedo herirte yo, sin darme cuenta.

Eres libre de nunca alcanzarme.

Eres libre de oscurecer los planetas.
Pero verás que el brillo de mi cara
ya no depende si es de noche o día.

Si quieres puedes quedarte, creyendo que el amor era el de antes
Y llorar por los tiempos ya perdidos
Y ver cintas viejas, tantas fotos reveladas…

Pero al sugerirte, te propongo,
Te fijes que camino en una calle
Donde nada es angosto, donde todo se ensancha al paso del que avanza.
Te propongo que la sombra de tu pie, se incorpore a la del mío.
Que saltemos los charcos, que recojamos ramitas para el invierno.

Te propongo me conozcas y reconozcas
Pues soy la nueva versión de la que era.
Soy un manojo de lo mejor que cosechaste conmigo
Y soy una fruta grande, coral y jugosa, repleta de semillas.
Tengo la risa de cinco risas
Tengo el alma de cinco almas
Tengo un infinito de brazos abiertos
Para estrechar contigo.
Tengo un lenguaje solitario que tiene nuestras sílabas sin sentido
Y necesito que lo hables conmigo.

Quiero tenerte cerca…te pido permiso.
Porque la nueva mirada,
Porque el nuevo suspiro,
Porque la nota desconocida,
Porque el aura inapagable, la sonrisa misteriosa y el andar suelto
Son los puntos suspensivos que permitiste, llenara
Son las tormentas que dejaste, resistiera
Soy tu espera, tu paciencia
Soy el inmenso amor que me has dado.

Te invito a reelegirme.
No tengo ninguna duda.
Soy libre de lo que hago.
Yo cambiando, reconozco lo que siempre se queda.
Yo creciendo en nueva tierra, no dejo de buscar a ciegas, el lazo que hicimos raíz,
Yo elegí.
Yo seguiré escribiendo envuelta en agua y arena,
En campo y semilla
En pirca y espinillo.
Y estaré por todos lados.

Pero estate atento, porque no soy como el clavel del aire
Que puede alimentarse solo pero no sin apoyarse
Succionandole la vida al que lo sostiene.

Me convertí en plumerito.
Bolita de luz alada



Si aceptas mi sugerencia, te comparto
Mi nueva sonrisa abierta,
Mi nuevo paso cantado,
Mi poesía descubierta,
La desnudez de mi abrazo,
La convicción certera y suave,
de que vos y yo podemos,
mucho más que veinte años.

jueves, 29 de marzo de 2012

La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla.




María Carolina Villanueva

Olvidamos el sol, el aire, el olor al pasto recién cortado.
Olvidamos jugar en la lluvia, chapotear en sus charcos.
Saborear el aroma a café y a tostadas con canela.
Remolonear cinco minutos más, desperezarnos con ganas,
cantar en la ducha, dibujar en el vapor de espejo.
Se nos hizo tarde, despertemos ya.
Salimos corriendo, estamos atrasados.
Despedimos el tiempo de comer a gusto, de reír con ganas.
Al salir del trabajo nos hicimos viejos.
Sin recibir sonrisa de vuelta, sin reflejarse en ojos algunos,
Sonreímos sin esperar respuesta.
Nos hemos acostumbrado a ser ignorados, a gritos pedimos, tanto, ser mirados.
Si el trabajo está duro, buscamos consuelo soñando el fin de semana.
Y sin mucho que hacer, el fin de semana, vamos a dormir temprano y
quedamos contentos, siempre tenemos sueño quedado.
Acostumbramos nos a ahorrar vida. Que, de poco a poquito, igual se gasta
y se queda gastada.
Por acostumbrados, nos perdimos vivir.


La vida es la que uno recuerda.
Y para contarla habría que vivirla, dejando al descubierto el alma.
No importa cuánto corramos, cuán ciegos seamos, no nos perdamos
el tesoro inigualable de siempre, siempre recordar que lugar hay
para compartir un par de tazas de café con algún amigo.



martes, 27 de marzo de 2012

¿Cómo salir de un laberinto?

De María Livia Aghemo



Queridísimo amor:

Te escribo desde un banco de esta gris y transitada terminal; sabiendo que hoy, en este preciso instante, debo tomar una decisión sobre nuestra relación.


El verano pasó, y con él, las promesas vanas que recibí de ti. Las hojas de los árboles, ya marrones y secas, comenzaron a caer. La vida entera se transformó en una intensa melancolía. Los niños de mi barrio salen gritando y cantando luego de su jornada escolar. Cada una de sus agudas vocecillas es un puñal oxidado que se clava en mi corazón.


Incluso en esta terminal, en la que me encuentro, la tristeza ha coloreado todo de ocre. Ese perro con sarna durmiendo bajo el banco plácidamente, como si no pudiera recibir de la vida nada mejor que esto. Los vidrios sucios de los negocios, los carteles descoloridos, y esa pizarra al final del pasillo que siempre ofrece el mismo menú: un tostado con una gaseosa.


Siento que mi corazón se ha llenado de humedad desde que estoy contigo y, poco a poco, el moho lo ha comenzado a cubrir. Estoy segura de que si abrieran mi pecho por algún motivo, Dios no lo permita, mi corazón ya no sería rojo. Latería lentamente, enverdecido, como queriendo renunciar.
El bolso que me preparé es pequeño, no puedo cargar von tantas cosas puesto que aún no he decidido adónde ir.


Seguramente, en el momento que recibas esta carta, ya no estaré aquí. Viviré lejos, en un lugar lleno de colores, sonidos, calor. Me encontraré bailando, riendo y haciendo el amor, salvajemente, con otros hombres.


Siempre me recordarás como a esa niña desesperada, perdida en un laberinto, del que sólo tú conocías la salida y nunca, pero nunca, te dignaste a decírmela.

Tuya siempre.

XX Estrella XX