De Emi Tudi
Las noches de
insomnio son mágicas, me gusta escuchar el silencio de la casa, me levanto y
los veo dormir, despatarrados en la cama, me da tanta ternura que se me escapa
una sonrisa sin querer.
Camino en
puntitas de pie tratando de no hacer ruidos y me quedo parada mirando por la
ventana de la cocina, el cielo estrellado
y a veces la luna iluminan las plantas.
Abro la ventana
y respiro el olor a noche tranquila. La ciudad está finalmente en calma.
Me voy lejos, y
sueño con los ojos abiertos, inspiro profundo y extiendo los brazos hacia
arriba, hago fiaca, y de pronto sin querer, miro el reloj que marca los segundos en la pared.
Son las 3 a.m.,
saco cuentas y me quedan 4 horas de sueño, teniendo en cuenta que para que sean
completas debería caer desmayada en ese instante.
Me tomaría un te
calentito, sentada en el sillón, pero desde que cumplí los 30 no tomo líquidos
después de las 12 porque sino me lo paso en el baño.
Camino sigilosa
por el pasillo, guiándome con la mano en la oscuridad, choco el dedo chico del
pie con la punta de la cama y caigo retorcida del dolor sobre la cama, me
tiento y me empiezo a reír;
Suspiro para
calmar la risa tratando de no despabilarme más, y comienzo a tironear para
liberar la sabana que se encuentra acaparada; me tapo como puedo con el
triangulito que me queda libre. Intentando cobijarme a ver si el calorcito me
da sueño.
En vano hago el
esfuerzo de no pensar en nada, - mente en blanco…mente en blanco..- pienso
repitiendo como una mandala. Pero miles de pensamientos me invaden. Y el reloj
sigue marcando el tiempo al compas. - Mmm…ya deben ser las 3 y media…- cierro
los ojos con fuerza, y la perra comienza a ladrar.
Noooo, el gato
otra vez rompiendo la basura. Me levanto. Escoba en mano, junto el desparramo.
Ufa…ya son las
4.
Voy por ultima
vez al baño y cuando prendo la luz lo primero que veo es mi reflejo en el
espejo del botiquín, el pelo revuelto, los ojos colorados y las bolsitas de las
ojeras que ya comienzan a notarse, me da miedo mi cara de loca. Me arreglo un
poco el pelo y trato de consolarme pensando en la cálida siesta que me voy a
dormir cuando vuelva del trabajo tipo 6 de la tarde.
Apago la luz y
vuelvo a recostarme. - Voy a hacer lo que dice mi profe de pilates en la
relajación-, entonces me dispongo y respiro profundo, relajo cada musculo,
cierro los ojos y de pronto suena el despertador.
Otra noche
solitaria de insomnio en el calendario; Otro día zombi por el mundo, mis fieles
compañeras de vida las ojeras asoman contentas debajo de mis ojos enmarcando mi
mirada cansada.
Solo quiero que
el tic tac del reloj se acelere y que
pronto sean las 6, llegar a casa y
acostarme a dormir esa ansiada siesta que anhele toda la noche.-