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lunes, 31 de octubre de 2011

Instructivo para volver a ser una misma luego de retar histéricamente a un hijo.


Por Natalia Spina




El proceso comienza en el momento en el que su corazón golpee con taquicardia  la puerta de su cordura.  Allí percibirá que su esqueleto se ha encogido contorsionándose hacia abajo, como enganchándose hacia el niño, cual un garfio. El sonido que la aturde, es su propio grito, el cual ha escuchado probablemente durante años pero de su madre.  A pesar de haberse prometido internamente no repetir esa horrible conducta, reconocerá que la está interpretando a la perfección. No desespere. Trate de cerrar la boca.  La contractura de su mandíbula la llevará a la conciencia de la tensión y metamorfosis facial que ha sufrido en pocos minutos. Es cuestión de no moverse bruscamente. Ahora mire al niño, si es que todavía permanece frente a usted.  En el caso de que esté, déjelo libre y si no está, mejor lo busca después. Ante el terror en general se esconden, no se van de la casa. Diríjase al baño, cierre la puerta, miresé en el espejo y, sin gritar ni comenzar a llorar, observe su rostro.  Notará un importante surco en su frente: es la arruga que ninguna crema logrará borrar.  El color de su tez puede haber enrojecido cerca de las orejas.  Mójese la cara. Abra primero la canilla con la mano derecha.  Cuando sienta caer el agua le pueden suceder dos cosas; primero, si vuelve a mirarse, con las manos sujetando el lavatorio, el cabello revuelto y la presión sanguínea latiendo en su cara, se compadecerá de su estado, se sentirá absolutamente fea, casi monstruosa, querrá llorar pero de ira por verse así o, en segundo lugar, con el sonido líquido, tendrá ganas de orinar. Aproveche que se encuentra al lado del inodoro. No todo es tan terrible.  Cuando esté allí sentada y haya vaciado su vejiga, reconfórtese. Está sola. Nadie le quitará la intimidad de su baño, aunque el niño la llame desde afuera.  En esa posición, apoye sus codos sobre las rodillas y, con las manos tapando su cara, comience a desarrollar la inmensa lástima que tiene de sí misma en esa patética imagen. Llore. Si es posible, comience en un lamento e, increcendo, libere sus tonos de voz varios propios del llanto mezcla de bronca y pena de sí misma.  Deje esa miseria ahí. Cuando se levante y vuelva a su lugar la ropa interior y el pantalón, tendrá que fruncir un poco la panza para abotonarse y subir el cierre. Ya está, ya está. Si hay sobrepeso, no es momento ahora de pensar en otra culpa más. Para eso está la hora en que se acuesta y se pone de costado en la cama.  Ahora bien, ha levantado su cuerpo, su figura está erguida. Vuelva a mirarse en el espejo.  Suspire. Estire la cara abriendo la boca con forma ovalada procediendo inmediatamente a estirarla hacia ambos costados. Frunza la nariz, tome papel higiénico y suénese los mocos. No se seque las lágrimas con ese improvisado pañuelo. Tírelo en el basurero chiquito al lado del inodoro. Vuélvase a mirar. Acomódese el pelo. Primero, lo separa de la frente, luego meta los dedos en el matorral  e intente darle forma.  Seguramente volverá a pensar en su hijo. Fíjese bien en su mirada, adelantando su rostro hacia el espejo. Las pestañas están mojadas, si tenía rímel se le corrió, la crema autobronceante (si usa), también. Una vez más, inhale y saque el aire. Saldrá un suspiro un tanto lastimoso, como cortado. Vuelva a intentarlo, esta vez exhalará mejor. Acomódese la parte superior de su vestimenta, abra la puerta y salga.  Mire hacia ambos lados y agudice su oído para escuchar donde se encuentra su hijo.  Lo lógico es que piense en hablarle, pidiéndole perdón por el estado al que había llegado.  Todos nos enojamos a veces, mi cielo. Lo usual es que esté haciendo exactamente lo mismo que antes de su transformación.  Recuerde todo lo vivido. Respire nuevamente. Piense en su madre y en usted de niña. Sonría. Hoy…cómo la comprende!

9 comentarios:

  1. Muy bueno! seria un ejercicio par hacer a diario! Excelente!
    Besos. Cocky

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  2. jaja Genial ! y a que madre no le ha pasado, besos, me encantó. María Posse.

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  3. Me reí como loca y recordé muchos ataques de bronca míos, especialmente cundo agarraba el cinto, los corría y nunca los pude alcanzar! Un día el más chico se metió bajo la cama perseguido furiosamwnte por mí; me dije: de esta no te escapás...y me dí con la punta de la ventana en la cabeza. Resultado: dos puntos de sutura y él, invicto.
    Un beso muy bueno tu trabajo.
    María Elena Garay

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  4. Nunca fui de mandarme macanas importantes, pero dos o tres en toda me infancia me mande, mas por salame, descuidado, o torpe que por malvado, nunca tuve alma de "Daniel el Terrible". La cuestion es de que pese a eso las caras de mis viejos desfiguradisimas me daban pavor, lo suficiente como para ni escuchar mas nada despues de mi nombre en tono de alarido, el miedo me inundaba, yo agachaba la cabeza, me comia la descarga calladito y me iba cabizbajo (excelente estrategia para infundir ternura jajaja)....A la larga me di cuenta que mis viejos jamas me levantaron una mano, jamas, con esas caras de miedo eran suficiente para hacerme saber que me habia pasado de la ralla y que si queria evitar el pavor de ver "esa cara desfigurada" habia que portarse bien ...A veces es sano, es la autoridad de los padres y los chicos necesitan una autoridad que respetar...Agradezco a esas caras que me sacaron bueno al final che...jajajaja....Maxi

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  5. A todos muchas gracias! Una vez publicado dije... "y si soy yo sola la que siente ésto? y si me denuncian por maltrato infantil????? veo que han sabido comprender! Qué alivio!!!

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  6. Creo que fui fuente de inspiración!!!me alegro!!! voy a tomar nota de ese momento para mis hijos, aunque NUNCA ;) LOS VOY A RETAR!! Sofi

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  7. jajajaja me mori de la risa, ESA SOY YO, DIJE,JAJAJA, TODO EL VERANO ESTOY SOLA CON DOS PEQUEÑOS TERRIBLEEEESSSS, CON LA CASA, CON MI TRABAJO, SOLA, SOLA, SOLAAAAAAAAAAA, POR QUE MI MARIDO TRABAJA EN UN ESTANCIA POR TEMPORADA....Y A VECES CUANDO LLEGA ME PREGUNTA....POR QUE ESTAS TAN CANSADA, GORDITA? GRRRRRRRRRRRRR......SILVANA DE JUNIN DE LOS ANDES

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  8. Muy bueno Nati. Generalmente lo que más me irrita es cuando en ese álgido momento me dice "mamá estás loca". Y en ese instante lo único que me surge hacer es...demostrarle que si. jajajs

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