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jueves, 10 de agosto de 2017

Aprender


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Me quedan pocos meses para cumplir 70 años, toda una vida vivida, pero da algo de vértigo. Para mi es tiempo de recuerdos, de echar la vista atrás y ver que, aunque parece que el tiempo vuela, la vida es larga. Cuántas cosas han pasado, cuánto he vivido, y cuánto he aprendido, por eso este tiempo me gusta; ando viviendo la vida sin prisas, ¡yo que tanto he corrido! para llegar a tantas cosas, ahora mi vida es sosegada y eso me encanta.
He conocido el amor y el desamor, he tenido hijos y tengo nietos. Esa parte de la vida me ha compensado en todos los sinsabores que ha podido haber. Tengo amigos y sobre todo tengo buenas amigas que me hacen la vida mucho más agradable. Tengo amigas para leer y comentar la lo leído; amigas para caminar, salir por caminos horas y horas andando y charlando, eso es un lujo; amigas para hacer ganchillo y amigas para ir al cine además de reunirnos a charlar con un rico vino.
He viajado, algo que ha sido muy importante en mi vida, viajando he aprendido que todos nos parecemos, y que no hay color, ni raza, ni religión que sea una superior a otra, el mundo es un lugar donde todos deberíamos vivir respetando costumbres y aprendiendo de todas las cosas diferentes a las nuestras.
En Venecia aprendí a escuchar el silencio, en Praga la música, en Estambul el mercado, en Nueva York entendí el dolor de los muertos, en Londres aprendí a tomar un buen té con scons y en París escuché el rumor del Sena. Marrakesch  fue una gran sorpresa, era la vida en una plaza, sus ruidos y sus músicas. Pasear por Europa es reconocernos a nosotros mismos y aprender de la cultura esplendida que disfrutamos. De cada viaje tengo algo muy especial en mis recuerdos.
Pero hay dos países que me llegan al alma, México, he viajado cuatro veces allí y me siento como en casa, tengo buenos amigos que me acompañan a conocer ese inmenso país, la historia tan ligada a España con sus claroscuros, sus sabores picantes, sus colores inmensos, todo ese país me fascina. Cuánto he aprendido de todos ellos…
Y mi querida Argentina, cuando se vive en otro país la cosa cambia, siempre está presente en mi vida y ya hace años que vivimos allí. Pero esos tres años que pasamos en Santiago del Estero me hicieron cambiar toda mi vida; allí tuve a una hija, allí crecí, maduré y elegí cambiar la vida.
Cuando llegamos a Córdoba, íbamos todos a descubrir una nueva etapa. Fátima, Belén y César llevaban unos bolsos verdes donde habían metido sus juguetes preferidos y sus cuentos, para no sentir el desarraigo total, yo también llevaba unas cuantas cosas muy mías, pero al salir del aeropuerto, estaban allí la familia Spina al completo, dándonos la bienvenida, los gritos, los aplausos, los abrazos fueron un bálsamo que yo no puedo olvidar.
Aprendí que aunque estés a muchos miles de kilómetros de tu lugar, de tu familia, de tus cosas, hay abrazos que se convierten en lazos que duran toda la vida.
Aprender, ese ha sido mi camino a seguir y en eso estoy, me falta tanto…


Desde Ciudad Real, Teresa Ibañez.  Verano 2017

1 comentario:

  1. Hermoso, has llevado una buena vida mi querida amiga. Ha sido mi placer y privilegio haber tenido la enorme fortuna de conocerte y ser una pequeña parte de ella. Te admiro mucho y te quiero más. Patty Luque

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