
Me quedan pocos meses
para cumplir 70 años, toda una vida vivida, pero da algo de vértigo.
Para mi es tiempo de recuerdos, de echar la vista atrás y ver que,
aunque parece que el tiempo vuela, la vida es larga.
Cuántas cosas han pasado, cuánto he vivido, y cuánto he aprendido, por
eso este tiempo me gusta; ando viviendo la vida sin prisas, ¡yo que
tanto he corrido! para llegar a tantas cosas, ahora mi vida es sosegada y
eso me encanta.
He conocido el amor y el desamor, he tenido hijos y
tengo nietos. Esa parte de la vida me ha compensado en todos los
sinsabores que ha podido haber. Tengo amigos y sobre todo tengo buenas
amigas que me hacen la vida mucho más agradable.
Tengo amigas para leer y comentar la lo leído; amigas para caminar,
salir por caminos horas y horas andando y charlando, eso es un lujo;
amigas para hacer ganchillo y amigas para ir al cine además de reunirnos
a charlar con un rico vino.
He viajado, algo que ha sido muy importante en mi
vida, viajando he aprendido que todos nos parecemos, y que no hay color,
ni raza, ni religión que sea una superior a otra, el mundo es un lugar
donde todos deberíamos vivir respetando costumbres
y aprendiendo de todas las cosas diferentes a las nuestras.
En Venecia aprendí a escuchar el silencio, en Praga
la música, en Estambul el mercado, en Nueva York entendí el dolor de
los muertos, en Londres aprendí a tomar un buen té con scons y en París
escuché el rumor del Sena. Marrakesch fue
una gran sorpresa, era la vida en una plaza, sus ruidos y sus músicas.
Pasear por Europa es reconocernos a nosotros mismos y aprender de la
cultura esplendida que disfrutamos. De cada viaje tengo algo muy
especial en mis recuerdos.
Pero hay dos países que me llegan al alma, México,
he viajado cuatro veces allí y me siento como en casa, tengo buenos
amigos que me acompañan a conocer ese inmenso país, la historia tan
ligada a España con sus claroscuros, sus sabores
picantes, sus colores inmensos, todo ese país me fascina. Cuánto he
aprendido de todos ellos…
Y mi querida Argentina, cuando se vive en otro país
la cosa cambia, siempre está presente en mi vida y ya hace años que
vivimos allí. Pero esos tres años que pasamos en Santiago del Estero me
hicieron cambiar toda mi vida; allí tuve a una
hija, allí crecí, maduré y elegí cambiar la vida.
Cuando llegamos a Córdoba, íbamos todos a descubrir
una nueva etapa. Fátima, Belén y César llevaban unos bolsos verdes
donde habían metido sus juguetes preferidos y sus cuentos, para no
sentir el desarraigo total, yo también llevaba unas
cuantas cosas muy mías, pero al salir del aeropuerto, estaban allí la
familia Spina al completo, dándonos la bienvenida, los gritos, los
aplausos, los abrazos fueron un bálsamo que yo no puedo olvidar.
Aprendí que aunque estés a muchos miles de
kilómetros de tu lugar, de tu familia, de tus cosas, hay abrazos que se
convierten en lazos que duran toda la vida.
Aprender, ese ha sido mi camino a seguir y en eso estoy, me falta tanto…
Desde Ciudad Real, Teresa Ibañez. Verano 2017
Hermoso, has llevado una buena vida mi querida amiga. Ha sido mi placer y privilegio haber tenido la enorme fortuna de conocerte y ser una pequeña parte de ella. Te admiro mucho y te quiero más. Patty Luque
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